martes, 8 de noviembre de 2011

juan der hairabedian | córdoba, 1971

 montañas de café (2005 - 2007)
Pequeños monumentos/Montañas de café
Mastaba construida colectivamente en el espacio urbano amontonando vasitos usados en ceremonias de lectura del futuro.




sospechoso I (2008 - 2009)


Cuenta Juan: "En 2008 me dejé crecer los bigotes durante dos meses preparando de ese modo mi rostro para una performance que nunca hice. Durante ese tiempo muchas personas reaccionaron a mi transformación. La verdulera, algunos de mis alumnos, compañeros de trabajo y de otras actividades, una sobrina, mi hijo, varios amigos, entre otros conocidos y familiares, hicieron comentarios que anoté uno a uno. Mi rostro difuso y con bigotes es la imagen. Sus comentarios, procesados por ordenador, son el sonido."

Sospechoso I
Video instalación
Blanco y negro. Mono. 1min. 17sec. Loop
Dimensiones variables

2008-2009

accedé al video por acá: http://vimeo.com/27755033



sospechoso II (2008 - 2010)
Dice el artista: "Conjunto de retratos de mi rostro realizados a partir de descripciones hechas por personas de mi entorno más o menos inmediato ante una dibujante especialista en análisis criminal."



+ bonus track!!

Pitza a la Mia
¿Te lavaste las manos? Bien, entonces primero prendé el horno y después agarrá ese bol de plástico transparente, sí, ese que está ahí debajo de la mesada, ese que tiene florcitas y frutitas en altorrelieve. Bueno, echale Harina Leudante Blancaflor, hasta que se te hace más o menos como una montañita.Con tu dedo índice apuntá, en posición vertical hacia abajo, al centro de la montañita, es decir, apuntá a la cumbre misma.
Introducí el dedo en el centro de la cumbre y mové el dedo en sentido circular en un diámetro de aprox. 5 cm., hacia el lado de las agujas del reloj si sos derecho, y en sentido contrario a las agujas del reloj si sos zurdo. Digo zurdo, físicamente...
Si sos ambidiestro da lo mismo.
Viste, quedó como un cráter, un volcán de harina. 

Ahí en la boca del volcán, hechale aceite casi hasta el tope, pero que no rebalse. Dejá la botella de aceite en la mesada así podés seguir trabajando.
Ahora cuidadosamente vas a ir hechando la harina de la ladera de la montañita hacia el centro, como si quisieras tapar el cráter lleno de aceite pero sin que se te rompa la montañita. Vas hechando de un lado, del otro, del otro y del otro también. Siempre cuidando que no se te rompa la montañita. Sería más o menos como cuando los albañiles hacen la mezcla, viste. Pero, (siempre hay un pero) ¿hasta cuando puede aguantar la montañita sin romperse? Obvio, hasta que se rompe. Y cuando se rompe, se rompió. Entonces ahí le entrás a dar con toda, para acá y para allá con los dedos, cuidando que toda la harina quede impregnada del aceite y cuidando que no queden grumos.
Después, o te vas al lado de la canilla de la pileta de la cocina o te llevás un vaso de agua a la mesada; hacelo como más te guste, no te sientas inhibido, en definitiva vos estás haciendo la pizza y tenés derecho a trabajar cómodo/a. Hechá chorritos no tan chiquitos de agua. Mezclá con la punta de los dedos. Nunca amases. Hechá otro chorrito. Mezclá. Hechá otro chorrito. Mezclá. Hechá otro chorrito. Mezclá. Hechá otro chorrito. Mezclá... Hasta que la masa esté apenas chiclosa, al punto que se te pega en los dedos. Si, si. Ya sé. No te gusta que la masa se te pegotée en los dedos. Paciencia. Acordate cuando cursabas Técnicas y Materiales de Escultura y sacabas arcilla de ese tacho común que era un chiquero. Ves, te das cuenta. La puta, siempre pasa lo mismo. Los dedos están todos enchastrados de masa, pegajosos y te olvidaste de sacar la pizera y hechar el chorro de aceite y moverla hasta que cubra el fondo. Bueno, dejá de putear, lavate las manos, secate y hacelo. Después hechate un poco de harina en la palma de ambas manos, ¿para qué?, para que no se te pegotée de nuevo la masa. Tomá la masa sobre la palma de una mano y con la otra mano ahuecada palmeá el bollo de masa como si le estuvieras dando confianza. Una vez que entró en confianza, aplastala entre las manos un poco y echala dentro de la pizera. Seguí aplastando y estirándola con los dedos, despacio, que no se rompa. Si se te rompe parchala. Y seguí estirándola. LLevala hasta el borde. Hasta donde no tenga donde ir. Zácate!, metelo al horno. Hay, ves. Otra vez. La puta. Te olvidaste ponerle sal a la harina. Es lo primero que tenés que hacer. La próxima vez no te olvides. (No sé para qué te digo esto si siempre hacés lo mismo). Pasemos a la salsa. Poné una cebolla de mediana a grande sobre la mesada. Llená un vaso con agua. Tomá el agua pero sin tragártelo, es decir llenate la boca de agua, pero bien llena. A ver si me entendiste: tenés que tener la boca completamente llena de agua en todas sus partes e intersticios, absolútamente llena, inflada de llena, de modo tal que el agua allí contenida ejerza una presión sobre las paredes de la cavidad bucal. ¿Tá claro?
Es un poquito incómodo pero vas a ver que ahora, que tenes que cortar la cebolla, no te van a picar los ojos.
Pelá la cebolla y cortala en trocitos >= 5 mm2 y <= 8 mm2 de superficie.
Cuando terminaste de picar la cebolla, escupí el agua en la pileta de la cocina, si hay otra gente en el lugar, escupí lo mismo pero con un poquito más de delicadeza y discreción. Mové la boca, sacá la lengua y gesticulá así se te relajan los músculos de la cara. Abrite una lata de Tomates Perita Enteros, usá poco más de la mitad del contenido de la lata. Picalo y/o licualo.
El tomate que te sobre sin picar y/o licuar metelo en la heladera dentro de un taper con un chorrito de aceite para que se te conserve. Prendé la hornalla de la cocina, poné la sartén a fuego medio, hechale aceite, cuando el aceite esté caliente hechale la cebolla picada. Sentí el chsssssss. Revolvé. Con cuchara de madera, mejor. Hechale un poco de sal y de orégano.
Sentí como se potencian los aromas.
Revolvé para que se te rehogue pareja la cebolla.
Cuando se te esté poniendo semi transparente y brillante, ahí nomás hechale el tomate picado y/o licuado.
Sentí nuevamente el chsssssss, esta vez un poco más prolongado.
Revolvé y revolvé.
Al ratito probalo a ver si le falta sal, seguro que si.
Hechale sal. Revolvé.
Controlá la masa en el horno. Si está hecha del lado de abajo, sacala del horno, dala vuelta en la pizera y metela un ratito para que apenas apure ese otro lado. Mientras, andá sacando el queso cremoso de oferta que tenés en la heladera y traé otra cebolla a la mesada. Revolvé la salsa que está en el fuego.
Cortá el queso en lonjas.
Revolvé la salsa.
Cortá más queso.
Revolvé.
Pelá la cebolla.
No hagas todo ese lío del agua en la boca porque no tenés tiempo.
Corta la cebolla perpendicularmente a su eje central en fetas tan, pero tan, pero tan finitas que se te desarman de tan finitas y transparentes que son. Te tienen que quedar anillos de cebolla superfinitos.
Ayudate. Usá el dedo índice de la mano con que sostenés la cebolla, como si fuera una guía de corte, pero concentrate y evitá un accidente.
Apagá la hornalla de la salsa.
Sacá la pizera del horno. Hechá y esparcí la salsa sobre el lado cocido de la masa. Al lado de abajo seguro que le falta un poco de cocción.
Dejá un margen de aprox. 1,5 cm sin cubrir con salsa en todo el perímetro. Distribuí generosa y uniformemente el queso sobre la pizza in progress.
Separá y arrojá totalmente al azar los anillos superfinitos de cebolla que acabás de cortar.
Controlá el azar, y fijate que los anillos superfinitos de cebolla que acabás de arrojar al azar estén más o menos parejamente distribuidos sobre la superficie en cuestión. Héchale orégano a gusto, y una pisquilla de ají molido.
Así, y como está, mandala al horno hasta que se derrita el queso, en ese interín se te tiene que terminar de cocinar el lado de abajo de la masa.
Alguna vez, de todas las veces que hagas esta pizza, podés hecharle a la mitad un poco de huevo duro en trocitos.
No creo necesario a esta altura del asunto, explicarte como hacer un huevo duro ¿no? Cuando esté lista, disfrutala con tus seres queridos y pormenorizá con falsa modestia los elogios de estos.
Es más, criticala un poco. Finalmente, si esta pizza te parece un poco demasiado... tonta, ... común... etc., hacé esta otra que yo no la hice nunca pero mi tía la hace y es... como te puedo decir... no sé, digamos... espectacular. Adémás tiene la particularidad que no lleva pan.

Pizza a la cebolla
Cortar ¾ Kg de cebolla en rodajas a la "Juliana" saltear hasta que esté transparente y brillante, agregar salpimienta y 1 cucharadita de azúcar y rociar con aceite y terminar de cocinar. Batir 2 huevos con ½ taza de lechemás una taza de queso rallado, mezclar con la cebolla. Agregar 150 grs. deharina con 2 cucharaditas de Royal. Poner en una asadera bien grande aceitada y cocinar en horno caliente hasta que la masa esté dorada. Sacar del horno un ratito antes, cubrir con queso frescooréganoají molido, y rociar con aceite e introducir al horno nuevamente hasta que se derrita el queso.


Juan Der  Hairabedian

3 comentarios:

  1. una vez -cuando era chica- mi hermano me dio una receta para hacer pan que había copiado,a las corridas, de la tele. Daba un montón de instrucciones y en el medio decía: una cucharadita de té* y seguía explicando cosas. Yo seguí prolijamente las cantidades y las indicaciones hasta que di vuelta la hoja y del otro lado decía *con sal.

    Además de aprender a hacer pan aprendí lo que significaba el *

    :(

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